viernes, 1 de septiembre de 2017

Día 38


Hoy decidimos vivir el día paseando así que ni bien tomamos el desayuno nos largamos, nuestro primera opción de destino es bastante lejana, así que optamos por la segunda. Recorrimos el museo aeronáutico, y mi hermano nos descubrió su tiempo de paracaidista, por allá cuando era un carajito y entrenaba para ser parte de las fuerzas armadas.

Cuesta creer que antes el entrenamiento era duro, y poco importaban los miedos que pudieran tener los carajos, si ud quería defender a su país tenía que echarle bolas y no estar dudando ni retrocediendo, luego aprender a usar un arma y terminabas entrando a un submarino por dos o tres semanas, quizás más.  Y ahora... bueno, ahora vigilan las colas que hace ,a gente buena para poder comer. Me siento bastante segura, si señor.

Probamos un restaurante buenísimo y me dí cuenta que debo hacer más ejercicio, pues de broma logré sujetarme en el parquecito de cuerdas. Tampoco es que antes fuera una cadete o algo, pero si lograba aunque sea subirme al columpio. En fin, Sofi pasa la noche leyendo conmigo y diciéndome cuanto me extrañara, de tanto que me ruega volver se me olvida el estrés de cuidarlas y acepto. Así que seguramente volveré a atrasarme en esto por otro viaje.

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