Casi que amanezco contando los minutos para almorzar. Lo
lindo es que en eso mi hermano llegó temprano y arreglamos la luz del comedor;
lo malo es que, si ud. nunca ha tenido o nunca se le ha dañado un microondas,
nunca sabrá lo que es quedarse con cara de "Ajá... ¿y ahora como caliento
dos pastas? Porque no hay potes para un baño María".
No hay comentarios:
Publicar un comentario