Sinceramente detesto que el trabajo te exprima tanto que te
quedes dormido hablándome. Mañana es el único día que debo madrugar y sin
embargo heme aquí, a la una de la mañana, cocinando. Hoy me vi con Maga, y fue
super agradable. La extrañaba mucho, a decir verdad. Mi mamá al parecer
también, porque la saludó más cariñoso que a mi jeje.
Mi estómago soporta caraotas y una arepa como cena, pero no
unas albóndigas de almuerzo; yo y el Pato Lucas. Resulta que mi cédula está en
alguna dimensión desconocida, y eso me frustra burda. Llevo toda la tarde-noche
estresada y de mal humor, porque detesto cuando sé que dejé algo en un sitio y
ahora no está.
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