lunes, 14 de agosto de 2017

Día 24



Mi dieta continúa y ya me duele la cabeza del hambre, mi mamá de vaina me deja comer una tostada; entre el almidón y la menstruación ya parezco un chanchito. Si ya estoy obstinada y de mal humor, por naturaleza, estoy el doble sin café, porque sí, hasta eso me lo prohibió mi madre para "desintoxicarme el estómago". La música me aumenta el dolor de cabeza, al igual que el silencio, los juegos, los libros y la laptop. Obstinada por cinco mil.

Intenté volverme a dormir varias veces en el día y sólo lo consegui una. De verdad, detesto cuando mi mamá se poner así de dramática con mis malestares. De paso aprovecha para comer bastante nien y rico en mi cara, luego dice que no somo iguales. Ya llegué a ese punto donde llegan pero no salen, donde el dolof de estómago ya es una puntada incesante. Me quedaré viendo el techo unas horas, a ver si caigo dormida. 

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